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Fue construida por el arquitecto Quintillán y Lois a finales del Siglo XVIII,
y modificada en 1839. Contó con una fuente de agua potable en su interior.
Constructivamente, la Casa capitular es un extraño ejemplo de arquitectura historicista.
La fachada, de casi veintinueve metros, está compuesta de soportales sobre galería
con igual número de balcones pilastras entre los pilares y frontón.
En el Interior hay un salón de sesiones de quince por casi cinco metros y escalera
principal de piedra del lugar. A su espalda y en planta baja se situó la cárcel
con calabozos para ambos sexos y una fuente en el patio.
Para la construcción de la Casa Capitular se había fijado una cantidad de
dieciséis mil doscientos sesenta y cuatro reales, curiosamente inferior a la de la cárcel.
Cárcel y Ayuntamiento formaban un conjunto del que la primera era financiada
por los pueblos del partido en relación a su numeró de habitantes, situándose
a espaldas del segundo.
El plano del edificio consistorial fue realizado en 1839 por el ingeniero de minas Anales Maestre.



La obra fue aprobada según un presupuesto de treinta y cinco mil doscientos
setenta y cinco reales, en una contrata a favor de José Bustamante. Lo abrumado
que se hallaba el pueblo con la contribución extraordinaria de guerra (los carlistas
luchaban contra los liberales) impidió en aquel momento efectuar las obras.
Para 1842, cuando habían cambiado las circunstancias, la obra necesitaba mas
del doble de la cantidad presupuestada, es decir se precisaban más de veinticinco
mil reales más para acabarlas. Algo debió salir mal en la cárcel pues para 1855
el Ayuntamiento se lamentaba de la paralización del expediente instruido en 1853
sobre la necesidad de reedificar la cárcel del partido. Once años más tarde,
en 1866, se instalaba una fuente de agua potable.